Parsifal
Amfortas | Franz Grundheber |
Titurel | Artur Korn |
Gurnemanz | Kurt Rydl/Matti Salminen |
Parsifal | Plácido Domingo |
Klingsor | Hartmut Welker |
Kundry | Agnes Baltsa |
Gralsritter | José Manuel Montero |
David Rubiera | |
Stage director | Klaus Michael Grüber |
Set designer | Gilles Aillaud |
TV director | – |
Plácido Domingo consigue que ‘Parsifal’ vuelva al Teatro Real 80 años después
El tenor estrena mañana la monumental y difícil ópera de Richard Wagner junto a Agnes Baltsa
A juzgar por las apariencias, uno podría decir que para cantar a Wagner se necesita presencia y cabeza grande. Así quedaba de manifiesto en la rueda de prensa de presentación de Parsifal, que tuvo lugar ayer en el Teatro Real de Madrid y en la que parlamentaron, además de Domingo, la cantante griega Agnes Baltsa, el bajo Matti Salminen, el barítono Franz Grundheber y el maestro García Navarro. Los cuatro cantantes son altos, fortachones, tienen voces sugerentes y amplios cráneos. Se debe necesitar volumen para meter dentro una partitura de cinco horas sobre el misterio, el paso del tiempo, la madurez, el aprendizaje, la moral, la aventura, el amor… Porque de eso trata la última ópera compuesta por Richard Wagner, estrenada en Bayreuth en julio de 1882, que va a ser representada en Madrid siete veces, desde mañana hasta el próximo día 15.
‘De Parsifal se ha hablado mucho. Han dado su parecer psicólogos, filósofos, músicos, críticos, escritores. Yo creo que es de una belleza impresionante y que los cantantes, en ella, somos parte de una orquesta, parte de su cromatismo’, describió ayer Domingo, que ha dejado bien a la luz sus canas y que se presentó con traje azul y esa sonrisa amplia que se le queda cada vez que canta en Madrid, ‘mi ciudad’, dice. El tenor, imparable, incansable, irreductible, el supertenor, vamos, alejó los temores de retirada que se han generado después de que en su 60º cumpleaños, celebrado en el Metropolitan de Nueva York a primeros de año, él mismo cantara un aria de Otello cuya letra dice: ‘Aquí está el fin de mi camino’. ‘El momento de mi retirada está más cerca que hace 15 años, eso es verdad, pero llegará cuando yo me dé cuenta de mis limitaciones. Las conozco, y cuando vea que éstas pueden perjudicar el respeto que me tengo a mí mismo y al público, entonces diré adiós’.
Por lo pronto, espera que en esta ocasión el público de su Madrid del alma no se muestre tan bravo como se mostró con José Cura hace poco, a quien dedicó algunos pitidos en Il trovatore. ‘El público de mi ciudad siempre me ha tratado bien. Ahora, no podemos evitar que entren los cuatro que vienen a molestar. Creo que debe existir un respeto a los artistas sobre el escenario y que no se les debe interrumpir, mientras cantan, con protestas. Bueno, creo que tampoco se les debe pitar al final, que se debe aplaudir o no aplaudir, pero nunca pitar, aunque eso no puedes evitarlo. Como todo, es cuestión de gustos’.
También Domingo dio su parecer sobre la labor de dirección del teatro y sobre el hecho de que las luchas entre el gerente, Juan Cambreleng, y el director artístico, García Navarro, estén en boca de todo el mundo. ‘Creo que el balance de la gestión conjunta es muy positivo, pero me gustaría que se pudiera acercar a más gente al teatro, con óperas más populares’, aseguró. García Navarro terció: ‘A mí también me gustaría, pero tenemos un corsé que se llama presupuesto’.
La ocasión sirvió al tenor para rememorar la faceta wagneriana de su vida. ‘Parsifal lo interpreto desde 1990, cuando debuté con este papel en el Metropolitan de Nueva York. En este año lo he hecho en París, en Madrid y de nuevo en Nueva York’, cuenta. ‘La versión de Madrid [que ha sido dirigida en escena por Klaus Maria Grüber] es muy minimalista. Su comprensión depende de nuestra expresión facial, mucho; corporal, un poco, y, sobre todo, vocal’, señala Domingo. ‘Hay que tratar de entender todas las interpretaciones y adaptarse a ellas’. Pero no es el único personaje con el que se ha metido. ‘Mi primer papel wagneriano fue Lohengrin, que lo hice en Hamburgo en 1968. No lo pasé bien, no dominaba el idioma y tuve un lapsus que me dejó en blanco. No quise salir a saludar, pero el director me sacó y el público fue muy cálido. Para la siguiente representación me concentré en el hotel dos días, sin salir. Y todo fue bien. Existe la grabación, anda por ahí, está registrada’, rememora Domingo.
Fuerza intacta
La fuerza de uno de los compositores que más han dado que hablar en la historia de la música, a favor, en contra, con amores y odios sectarios, sigue intacta y no dejará indiferente, según el tenor. ‘Los wagnerianos vendrán a escuchar este Parsifal, que no se ve en Madrid desde 1921, con un respeto reverencial; los amantes de otro tipo de ópera, lo disfrutarán con interés, y quienes nunca hayan escuchado una pieza suya quedarán sorprendidos por muchas cosas’, pronostica el artista. Domingo cree que para cantar esta ópera ‘hay que ser músico, no sólo saber cantar; es la única manera de poder hacerlo bien’. Pero es que también hay que conocer la filología y la lengua alemanas para entender un texto en el que se incluyen vocablos inventados por el mismo Wagner. ‘El texto va en función de la música, y el autor se inventó palabras que le sonaban bien para incluirlas’, cuenta Domingo. Para prueba, el barítono Franz Grunheber, único alemán presente en la rueda de prensa, recitó una frase larguísima de su papel de Amfortas. Cundió el pánico ante la incomprensión general, pero nadie salió con ganas de invadir Polonia, que diría Woody Allen.
JESÚS RUIZ MANTILLA | 2 MAR 2001
El Teatro Real recibe con 15 minutos de aplausos a ‘Parsifal’
La última obra de Richard Wagner regresa al coliseo madrileño después de 80 años
Con 15 minutos de aplausos acogió el público del Teatro Real el nuevo montaje de ‘Parsifal’, de Wagner, que el sábado, después de 80 años, regresaba al coliseo madrileño con un reparto de lujo encabezado por Plácido Domingo, en una coproducción con el Convent Garden de Londres.
El tenor madrileño y el bajo Matti Salminen, que compartieron escenario con el barítono Franz Grundheber y la mezzosoprano Agnes Baltsa, recibieron las mayores ovaciones en una noche en la que el público del Real, generalmente reservado hacia los artistas, se puso en pie durante casi un cuarto de hora y lanzó flores a los cantantes.
Una sobria escenografía minimalista de Gilles Aillaud ambientó este montaje de la que fuera última obra de Richard Wagner, que contó con la dirección artística de Klaus Michael Grüber y la musical del maestro García Navarro, que dirigió a la Orquesta Sinfónica de Madrid en esta ópera de más de cinco horas de duración.
Un caballero predestinado
Plácido Domingo, que hace unos días, durante la presentación del montaje en Madrid, definió este título como «una de las obras de más importancia del repertorio operístico», da vida a ‘Parsifal’, un caballero que descubre su predestinación a ser el redentor de la Orden del Santo Grial y a recuperar una lanza sagrada que ha caído en manos de un tiránico mago.
El tenor se enfrenta así a un personaje con «grandes dificultades dramáticas, que entra en escena como un joven salvaje e inocente, que con el tiempo descubre la belleza, y finalmente alcanza la madurez cuando una enigmática mujer, Kundry, le revela los secretos de la muerte de su madre», ha explicado.
La minimalista escenografía de Aillaud condiciona la interpretación de los cantantes, puesto que, según Domingo, «hace que nuestra responsabilidad como artistas sea mayor, ya que da menos importancia a la expresión corporal y más a la vocal», lo que hace que los cantantes sean «una parte más de la orquesta».
El Coro y la Orquesta Sinfónica de Madrid, y el Coro de Niños de la Comunidad de Madrid, completan el elenco de artistas que desde hoy hasta el 15 de marzo representarán este título, con el que el Teatro Real quería abrir sus puertas tras su remodelación hace cuatro años, aunque finalmente el proyecto no prosperó.
«Desafío» para un barítono
Domingo, que interpretó por primera vez este personaje en 1990, destacó la dificultad interpretativa de esta ópera, complejidad que reconocieron también el resto de cantantes, como la mezzosoprano Agnes Baltsa, que por primera vez se atreve a abordar el papel de Kundry, a pesar de que desde hace años varios directores se lo han ofrecido, el primero de ellos el maestro Karajan.
También para el alemán Franz Grundheber representar en la ópera wagneriana a Amfortas supone «un auténtico desafío para un barítono, pero también de tipo emocional, ya que te involucras mucho en el personaje que interpretas».
El bajo Matti Salminen, que recibió una gran ovación por parte del público al acabar el espectáculo, tuvo su «primer encuentro con ‘Parsifal’ en 1976, y desde entonces la ha interpretado en 150 ocasiones.
La larga duración de esta obra, que se representará siete días en el Teatro Real, ha obligado a que haya un doble reparto para relevar a las voces principales.
Este ‘Parsifal’ es el segundo al que Plácido Domingo se enfrenta en menos de dos meses, ya que acaba de representar este mismo papel en la Opera de la Bastilla de París, y volverá a interpretarlo, el próximo mes de abril, en el Metropolitan de Nueva York.
EFE | 06 de Marzo de 2001
Incomplete (contains about 2/3 of the opera, 2h 50′)
Also available as audio recording