Tristan und Isolde

Eliahu Inbal
Coro y Orquesta de la Sinfónica de Galicia
Date/Location
28 September 2013
Palacio de la Ópera La Coruña
Recording Type
  live  studio
  live compilation  live and studio
Cast
TristanStephen Gould
IsoldeEva-Maria Westbroek
BrangäneIris Vermillion
KurwenalJukka Rasilainen
König MarkeGidon Saks
MelotBorja Quiza
Ein junger SeemannFrancisco Corujo
Ein HirtFrancisco Corujo
SteuermannCésar Sanmartín
Stage director– (concert performance)
Set designer
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Reviews
La Voz de Galicia

Para conseguir esta milagrosa función, dadas las circunstancias económicas, era imprescindible contar con la Orquesta Sinfónica de Galicia, que tuvo una de sus mejores actuaciones, incluidos sus formidables solistas y familias. Wagner trasunta el drama en la orquesta, vehículo singular del poema dramático buscado. Riqueza de ideas descriptivas, emotivas, identificativas, que el experto Elihau Inbal supo canalizar.El apartado vocal tiene sus exigencias: voces amplias, extensas y sentido dramático para un canto eminentemente declamatorio. E. M. Westbroek debutaba en el rol de Isolda: causó excelente impresión en todas sus largas intervenciones, aunque pareció fatigada al final. S. Gould, con puntuales dificultades en el agudo, mostró voz de color atractivo y ofreció hermosas frases en el inspirado dúo de amor del segundo acto. J. Rasilainen estuvo cabal en el rol de Kurwenal, en tanto que G. Saks, como Marke, estuvo muy creíble en el difícil monólogo de admonición a Tristán. I. Vermillion, muy correcta como Brangania, y cumplieron Quiza, Corujo y Sanmartín. Solvente la prestación del coro de hombres de la Sinfónica de Galicia. El público vibró y, entusiasta, ovacionó a todos largamente.

No es la primera vez que el público coruñés tiene una exultante experiencia emocional con obras de Wagner. Y ha vuelto a suceder en el 61.º Festival de Ópera de este rincón del noroeste, con una ópera de especial trascendencia: Tristán e Isolda, fruto de las obsesiones amorosas del propio Wagner, que aunque se sujetó vitalmente hasta el final a Cósima Liszt, idealizó a la poetisa Matilde Wesendonk, esposa del banquero protector, y basándose en la historia medieval de Isolda y Tristán configuró a medida una tragedia de amor trascendido en muerte. Wagner se redime a sí mismo con su música.

ANTÓN DE SANTIAGO | 30/09/2013

El País

Tristán e Isolda cierra el Festival de Ópera de A Coruña

Con una brillante interpretación de la ópera de Wagner Tristán e Isolda en versión concierto se ha clausurado el 61º Festival de Ópera de A Coruña. El público que llenaba el Palacio de la Ópera de A Coruña premió con grandes ovaciones al final de cada acto. Desde el preludio del primero saltó la chispa expresiva que liga escenario y platea; y ese acorde prohibido en los viejos tratados de armonía, que tras el estreno de esta ópera pasó a la Historia con el nombre “Acorde de Tristán”, abrió el portón de las emociones que fluyeron durante el resto de la noche.

Eliahu Inbal demostró su maestría en el podio del auditorio coruñés. Su gesto, de gran sencillez y precisión, ayuda a músicos y cantantes dando la importancia debida a cada elemento de la partitura. Inbal dice siempre que “la mejor preparación para abordar la obra de Wagner es dirigir Berlioz, Mahler y Bruckner. Si uno hace bien ese repertorio, también lo hará bien con Wagner”. El maestro británico de origen israelí demostró tener la visión de gran altura y la amplia perspectiva necesarias para abarcar en su conjunto esta suerte de lied perpetuo, condiciones imprescindibles para mantener –como él hizo- la tremenda tensión dramática de su música durante sus cuatro horas largas, más allá de la mera gestión de voces y grandes masas sonoras, tantas veces sufrida en obras de largo aliento.

El material sonoro fue, en conjunto, de máxima claridad. La Orquesta Sinfónica de Galicia demostró ser un conjunto capaz de competir ventajosamente con cualquiera de los que ocupan habitualmente los más prestigiosos fosos operísticos de Europa. Las secciones de voces masculinas del Coro de la OSG, que dirige Joan Company, añadieron a su buena precisión y afinación el timbre y la fuerza expresiva necesarios para evocar a la perfección el más lucido de los apenas dos momentos de acción que tiene esta ópera.

Stephen Gould es un heldentenor (tenor heroico) al cien por cien, una voz especialmente adecuada a los roles wagnerianos. Como músico, le saca un gran partido desde todos los puntos de vista y su interpretación vocal convence con su guerrero del primer acto, enamorado pero sumiso a la voluntad de su rey y de su amada. Si en segundo expresó a la perfección la fluctuante y morbosa exaltación del mortal amor de los protagonistas, en el tercero aún se superó. Y así transmitió la interminable agonía física y psicológica de un personaje que ha interpretado decenas de veces, pero al que se entrega con el entusiasmo y fuerza de un debutante. Quien sí debutó fue la soprano holandesa Eva-Maria Westbroeck como Isolda. Y, como tantas veces ha sucedido en el mundillo operístico, una sustitución se convierte en un gran descubrimiento. Westbroeck fue una Isolda más que creíble. Por su voz, con el color brillo y tesitura requeridos; por su resistencia en el agotador papel y sobre todo por su interpretación, de una gran versatilidad, que fue desde la princesa guerrera en busca del honor de su reino a la exaltación del amor nunca consumado del segundo y el desgarrado tormento del tercero, culminado con una liebestod (muerte de amor) final escalofriante, lo que no impidió que, una vez más, alguien interrumpiera la magia de esos momentos, antes de que público e intérpretes hicieran algo tan necesario como respirar muy hondo tras un final tan dramático y suspenso.

Los personajes coprotagonistas estuvieron a la misma gran altura de los anteriores. Iris Vermilion hizo una Brangania de libro Su voz, con unos graces casi de contralto, tiene un bello color en toda su extensión y maneja los apoyos con gran maestría en todos los registros. Su soberbia expresión vocal se completa con una vocalización de inusitada claridad y su formidable actuación dramática revela su larga experiencia en el papel.

Veteranía artística le sobra asimismo a Jukka Raisilainen como Kurwenal, un personaje al que imprime carácter propio pese a su voz ya algo falta de frescura y potencia, lo que compensa haciéndola rodar con una perfecta proyección. El Marke de Gidon Saks, bajo-cantante de grato recuerdo wagneriano en este auditorio, hizo un rey Marke dolido, generosísimo en voz y actuación y fue uno de los pilares del triunfo de este gran concierto de clausura del festuval coruñés. De los comprimarios, sobresalió el tenor canario Francisco Corujo por su preciosa voz y buena línea de canto. Borja Quiza y César Sanmartín cumplieron dignamente en sus papeles. Junto al poderío conjunto de la OSG cabe destacar también el color de cuerdas y maderas, la bella redondez de los metales y la actuación de sus solistas, desde la aterciopelada profundidad del clarinete bajo de Pere Anguera en el segundo acto al largo solo del corno inglés de Scott MacLeod o el precioso color de fondo que apenas media docena de notas del arpa de Celine Landelle, también en el tercer acto, prestaron a algunos acordes de la orquesta.

JULIÁN CARRILLO | 30 SEP 2013

operaworld.es

Con esta genial ópera wagneriana se cerró, con vbroche de oro, el 61 Festival de ópera de La Coruña. El resultado más que espectacular. La magnifica Orquesta Sinfónica de Galicia dio lo mejor de si con una calidades sonoras en todas las secciones y con los solistas instrumentales realmente extraordinaria.

Dirigió el maestro Eliahu Inbal, inspiradísimo, con un sentido dramático de la partitura excepcional, sin un solo decaimiento y con una tensión apabullante. Un gesto austero que consiguió cuanto quería de los profesores. Vocalmente sublime. Tristán fue interpretado por el tenor virginiano Stephen Gould, un auténtico Heldentenor que se empleó a fondo sin reservas. Una voz poderosa que supo dosificar y llegar al tercer acto pleno de facultades y en un ascenso sonoro increíble. A su lado la soprano holandesa Eva-Maria Westbroeck quien debutaba el rol cantó de forma pocas veces escuchada en las sopranos de este papel tan enjundioso. Voz de timbre muy bello, con un registro amplísimo y una perfección sonora desde los graves a los sorprendentes agudos increíbles. En estado de gracia transmitió toda su furia en su maldición de Tristán, apasionada en el dúo de amor y transfigurada en el Liebestod. Soprano a seguir con atención. Cantará este mismo rol en Bayreuth bajo la dirección de Thieleman en el verano de 2015.

El rey Markede del israelí Gidon Saks lo cantó de forma admirable, con una potencia de voz apabullante, una expresividad total y con gran nobleza y autoridad.

Jukka Vermilion supo dar a su Brangania el color claroscuro requerido y una delicadeza exquisita. Kurvenal, el amigo de Tristán mostró todo el profundo sentimiento que alberga su corazón en un canto apasionado y emotivo. Los papeles secundarios Melot, marinero y pastor fueron cantados por Borja Quiza de forma impecable y por Francisco Corujo y César Sanmartín. Al finalizar se produjo un delirio de aplausos y bravos para todo el elenco. La sensación general, comentada por muchos espectadores, es que habíamos asistido a un acto místico, revelador de una perfección pocas veces igualada. Wagner en España. Éxito absoluto y merecido. Gracias a todo el equipo de los Amigos de la ópera de La Coruña a cuyo frente está Natalia Damas con el Dir. Artístico César Wonenburger.

Francisco García-Rosado | 29 septiembre 2013

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1920×1080, 3.4 Mbit/s, 5.4 GByte (MPEG-4)
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LXI Festival de ópera de A Coruña